La letra que se obtiene de un certificado eficiencia energetica es una información que permite catalogar un inmueble por su eficiencia energética.
¿Cuándo me hace falta el certificado eficiencia energetica ?
Desde el 1 de junio de 2013, todos los inmuebles en uso (edificios completos o entidades individuales) que se vayan a poner en el mercado de compra/venta o alquiler deberán estar en disposición del correspondiente certificado eficiencia energetica.
También se encontrarían en esta misma situación lo edificios administrativos o de pública concurrencia con superficies por encima de los 250 m2.
Cómo se califica a partir de un certificado eficiencia energetica
La norma establece una escala de calificación de los inmuebles o de sus entidades individuales. Esta escala es exactamente la misma que se fija para los electrodomésticos, que no es otra que las letras de la A a la G, siendo la primera el nivel de mayor eficiencia y la última el peor eficiencia energética.
El certificado eficiencia energetica establece esta calificación para el elemento certificado. Paralelamente a este certificado se genera una etiqueta energética en la que se da la nota del elemento según el nivel de consumo de energía y también de las emisiones que genera.
¿Qué se tiene en cuenta en la redacción del certificado eficiencia energetica ?
Para la elaboración del correspondiente certificado eficiencia energetica, el técnico contratado para su redacción, deberá tomar una serie de datos “in situ” del inmueble a certificar.
La recogida de datos, que deberá hacerse de forma presencial, se centrará en:
- Levantamiento de plano de la entidad a certificar.
- Toma de datos relacionados con las carpinterías exteriores.
- Análisis de las orientaciones de cada una de las fachadas y patios.
- Análisis de la incidencia de fincas vecinas sobre el objeto de certificación para determinar posibles influencias sobre el comportamiento energético.
- Toma de datos de las instalaciones existentes, tanto en relación a potencias como alcances de las mismas.
Toda esta información se procederá a introducirla en cualquiera de las aplicaciones informáticas aceptadas por la administración pública para los efectos, las cuales de forma automática generará el correspondiente certificado eficiencia energetica del elemento a certificar. La etiqueta energética se generará posteriormente a partir del procedimiento administrativo de registro del certificado emitido por el técnico contratado.
Valoremos la calificación obtenida en el certificado eficiencia energetica
A principios de este año 2014, el ICAEN (Instituto Catalán de la Energía) publicó un informe en relación a los resultados generados a partir del certificado eficiencia energetica. Teniendo en cuenta que en Cataluña se han emitido casi el 30% de todos los certificados de toda España, se puede decir que los valores que se desprenden son de una importancia capital.
De éste informe se desprende que sólo el 15% de las entidades o inmuebles certificados han obtenido una calificación D o superior, o lo que se traduce que el 85 % de las certificaciones dan unas calificaciones E-F-G, las de menor nivel.
Estos datos corresponden a entidades o inmuebles preexistentes, es decir, no se han computado los edificios de nueva construcción, los cuales dan unas calificaciones mejores, teniendo en cuenta que las normativas aplicables en la actualidad y los materiales utilizados permiten obtener un producto mucho más eficiente en cuanto a consumo energético.
Por tanto, si la entidad a certificar es preexistente y no se han hecho reformas encaminadas a la mejora del consumo de energía de la misma, es normal que la nota obtenida se mueva en torno a las letras E, F o G.
¿Qué hacer para mejorar la nota obtenida en el certificado eficiencia energetica ?
Estos datos nos dan una clara imagen de que el futuro de la rehabilitación se ha de centrar en ahorro energético. A grandes rasgos, para mejorar estas calificaciones se ha de actuar sobre carpinterías (cambios de vidrios y ventanas), mejora de la envolvente térmica (poner aislamiento térmico en paredes exteriores y cubiertas) y en la mejora del rendimiento de instalaciones (tanto calefacción, refrigeración o agua caliente sanitaria).
Por tanto, acometer estas obras nos permitirá mejorar de forma clara la eficiencia de la entidad en cuestión. El resultado va mucho más allá de una mejora en una etiqueta, ya que éste hecho tiene una repercusión clara y directa en el gasto habitual de la misma y, esto si que nos interesa, ya que nos afecta de forma directa a nuestro bolsillo.
En un comparativo entre dos viviendas (misma superficie, orientación, instalaciones, etc…), pero calificadas una de ellas con una letra B mientras que la otra es calificada con letra G, podemos tener ahorros de consumo en calefacción de alrededor de hasta un 70%, o lo que es lo mismo de hasta unos 2.000 € anuales.
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NA Fotos propias y de Kris Moya Studio
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